domingo, 28 de diciembre de 2014

El rincón del escritor: Mar Vaquerizo nos presenta Lady Shadow

Ficha del libro



Nerea García es marchante de arte, aunque en ocasiones se convierte en Lady Shadow, una de las mejores ladronas de guante blanco,buscada sin descanso por las autoridades. 

En el momento de iniciar uno de sus trabajos clandestinos, el inspector Rubén Márquez, aparece en su vida para complicarsela aún más. Necesita su ayuda para atrapar a un empresario y coleccionista de arte al que ella conoce a la perfección. 

La atracción surgirá entre la pareja inmediatamente pero... una ladrona y un policía son incompatibles ¿O quizás no? 


Una trepidante novela policíaca con tintes románticos que no dejará indiferente a nadie. 









Los personajes nos hablan de la novela:

Soy Nerea, una marchante de arte que adora su trabajo. Regento una galería en el centro de Madrid
con bastante éxito, pero… a veces me convierto en Lady Shadow, una ladrona a la que un policía con bastante gusto puso ese elegante mote. Soy silenciosa, rápida, letal si es necesario y sobre todo, lo hago por venganza. Odio ver cómo la gente con dinero utiliza sus fructíferas finanzas en fines indeseables como el tráfico de armas, de medicamentos, la pederastia... 
Estoy un momento de mi vida en el que necesito parar… El camino hasta aquí ha sido arduo y duro, el coste personal elevado… Quiero llevar una vida normal, encontrar alguien que me acompañe en ella, vivir sin tener que ocultar parte de mi vida… Me lo he ganado a pulso así que, he decidido que cometeré un par de robos más y se acabó.
Este tipo al que llevo estudiando desde hace meses ya está a punto, todo dispuesto y voy a cometer el robo esta noche… Uno más y bye bye Lady Shadow.
¿Eso es el timbre? ¡Oh mierda, la poli! ¡¿Y quieren que les ayude a atrapar a mi propia víctima?! 
Esto se complica Nere, el morenazo de ojos verdes que te atrae con demasiada fuerza sospecha de ti… Esto no puede acabar bien… 

Prohibido tener pareja, nada de hombres en tu vida y menos policías… ¡No lo olvides!

***

Mi nombre es Rubén, inspector Márquez para más señas, y pertenezco al cuerpo nacional de policía. 
Desde hace mucho tiempo he tenido una única obsesión profesional: capturar a la mayor ladrona de
guante blanco de los últimos tiempos. La llamo Lady Shadow… Lady Sombra…
Es una delincuente sí, pero la admiro. Es especial… sus trabajos son delicados, elegantes, sutiles… 
No quería hacerlo, pero Fernando, mi compañero, ha insistido en pedir ayuda a una mujer que sospecho que pueda ser ella 
¿Os he dicho que mi intuición nunca falla? Creo que esta mujer es mi ladrona… El problema es que no puedo evitar que me atraiga. Es inteligente, bella y te cautiva solo con una mirada…
Creo que este caso va a ser más importante en lo personal que en lo profesional. Torear los sentimientos y centrarme en los hechos y sospechas, no será tarea fácil. Trabajar con ella va a ser una tortura. 

La suerte está echada, comienza la aventura y espero, por el bien de todos, que salgamos vivos de esta.

Una escena que abra el apetito:

Tenía que intentar que se fueran. Quería robarle el dinero antes de que fuese demasiado tarde y como al parecer no iban a por ella, aunque aquel morenazo la mirase como si fuera una asesina en serie, deseaba seguir con su plan.
—¿A qué se dedica? —Márquez no la miraba a los ojos aunque fuese quien había preguntado. Observaba lo que le rodeaba como si no pudiera creer que ella tuviese todo aquello.
—Soy pasante y coleccionista de arte —medio mintió.
No era cierto del todo, esa no era su dedicación real, pero tampoco era mentira, era su tapadera y su negocio para encubrir el dinero que llegaba a su cuenta desde las
Caimán y mantener aquel tren de vida. La galería existía, tenía gente trabajando allí y adquiría obras que después vendía por un valor descomunal. Todo era legal.
—Ya veo —susurró mirándola fijamente —.¿Tiene previsto volver a ver al señor Almeida?
¿Era tonto o se lo hacía? ¿No le acababa de decir que no? Nerea mantuvo la mirada unos segundos sopesando la respuesta real.
—¿Qué quiere de mí, inspector Márquez? le acabo de decir que no tengo ningún contacto con ese hombre.
—Señorita García —intervino Salgado otra vez, poniendo la mano sobre el brazo de su compañero —, pensamos que Almeida está interesado en adquirir obras de arte y puesto que usted le conoce, quizá pueda ayudarnos.
—No sé cómo.
Aquello no le gustaba nada, no podía colaborar con la policía teniendo que arruinar a un par más de aquellos indeseables y lo peor… ¿Por qué ella? ¿Por qué le pedían ayuda?
—Hemos intentado de todas las maneras humanamente posibles acercarnos a él y su entorno, pero ha sido inviable. Necesitamos pruebas de alguno de los cargos que hemos explicado antes para poder echarle el guante y bueno…aunque sabemos que ha estado detenida varias veces por robo a gran escala y liberada sin cargos —aclaró con rapidez —, pensamos que quizás, si usted le vende alguna obra e intenta hacer el pago de forma ilegal, podamos entrar en su casa, revisar sus pertenencias y su datos personales para ver si son ciertas nuestras sospechas.
Nerea no se puso blanca porque su color de piel no lo permitía, pero estuvo a punto. ¿Qué decía aquel agente? ¡Imposible! ¡Estaban locos!
—¿Y qué le hace pensar que quiero arriesgar mi vida de esa forma? —les interrogó —. Porque la pondré en peligro de una forma u otra, por muy hijo de puta que sea ese hombre.
Los dos polis se miraron unos segundos entre ellos ante aquellas palabras.
Era una duda que Nerea tenía fervientes ganas de aclarar. Esperó paciente.
—Sabemos que ha dedicado parte de su vida a ser hacker. Es uno de los cargos que sí son ciertos, ¿verdad?
Miró al policía rubio con cara de ángel y corazón de demonio. Era el único cargo que no podía hacer desaparecer porque realmente no existía para el resto del mundo. Entonces era menor de edad y esos expedientes supuestamente desaparecían cuando pasas a la franja adulta… Pero por lo visto, no se habían esfumado del todo.
—Además de ser una experta en armamento, defensa y todo eso que usted intenta guardar en secreto.
—¿De dónde han sacado semejante memez? —intentó defenderse.
—Mi paciencia se acaba —intervino muy borde Márquez —.Conocemos muchas cosas de usted señorita García, legales e ilegales y sabemos que puede hacer lo que le pedimos. Solo necesitamos una respuesta: sí o no.
—¿A cambio de qué? —se enfrentó a él lo más valiente que pudo.
—Haremos que la dejen de molestar por las sospechas de robo a gran escala y nos olvidaremos del resto de virtudes que parece poseer —explicó refiriéndose a la parte que más le inquietaba, la de defensa y armamento.
—No me molestan. No he hecho nada —mintió.
La tensión entre el policía y la mujer podía cortarse con un cuchillo. Nerea deseaba que se largasen de una vez.
Salgado se dio cuenta que con aquello no iba a llegar a ningún sitio.
—Dejaremos aquí nuestra tarjeta —ofreció, deslizando dos cartulinas blancas con nombres grabados en negro muy clásicas sobre la mesa de cristal baja frente al sillón —.Esta noche estaremos en un restaurante cerca de Torre Europa. Si se decide, por favor llámenos y hablaremos de los detalles cenando. Por teléfono, no.

Nerea le miró mientras suspiraba rendida. En menudo lío la estaban metiendo y por lo que podía intuir, aquel tipo de ojos verdes no le haría la vida fácil si no aceptaba.


Desde LecturAdictiva damos las gracias a Mar Vaquerizo por la presentación.


2 comentarios:

  1. Gracias a vosotras, chicas!!!!
    FELIZ NAVIDAD y FELIZ AÑO!!!!
    Bssssssssssssssss

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  2. Muchas gracias por esta magnífica presentación.

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