martes, 30 de enero de 2018

Una canción para Novalie, María Martínez



Una canción para Novalie, María Martínez

Editorial: Titania / 26 octubre 2015 ISBN: 9788492916993 Papel: 17,00 Páginas: 448
Género: New Adult
Serie: Independiente

 Novalie ha pasado los últimos cuatro años cuidando de su madre enferma, y esa terrible circunstancia la ha obligado a madurar demasiado rápido. Se ha convertido en una joven fuerte y decidida que sabe lo quiere; por eso no se rinde con su padre que, deprimido y derrotado por la muerte de su esposa, ha perdido las ganas de vivir. Nick tiene un don para la música. Es un prodigio del piano. Las mejores escuelas internacionales se lo disputan. Y su familia, demasiado protectora, planea grandes cosas para él. Novalie y Nick son polos opuestos. Dos vidas separadas por la distancia y las diferencias. Lo único que tienen en común es que ambos deberán pasar el verano en Bluehaven, una isla que esconde un pasado lleno de secretos y que cambiará sus vidas para siempre.


 
Tras leer “Rompiendo las reglas”, me apetecía seguir con el estilo de María Martínez, una autora de la que ya he leído tres libros y que ya tengo en mi lista de autoras a seguir. Por su manera de escribir, que me encanta. Por su eficacia a la hora de conseguir que las letras no formen palabras sino la sensación de estar en ese momento y en ese lugar. Por su combinación de sentimientos que, metiendo en una batidora amor, pasión, ternura y humor, logra mantenerte en vilo página tras página.

A pesar de todo eso, sabía que iba a ser difícil que “Una canción para Novalie” estuviera a la altura de “Rompiendo las reglas”, un libro que me ha licuado el cerebro y el corazón con unos personajes que se han quedado con un trocito de él. Y, efectivamente, así ha sido. La historia es preciosa, tranquila, amena, no tan salvaje, pero llena de instantes bañados en dulzura. Una novela que, sin crear fuegos artificiales a cada paso, cuaja y es capaz de tenerte en vilo hasta el final. Con momentos de congoja, a veces más livianos, a veces más intensos. La verdad es que, como siempre, cuando menos te lo esperas, sucede algo y todo da un giro que te deja con ganas de saber “¿Y ahora qué?”

Nick es un joven de 24 años con un saber estar y una elegante forma de ser. Lejos de todos esos donjuanes que tan difíciles resultan de caer y que tienen ese morbillo que te aniquilan las neuronas. Es quizá ese el motivo por el que me ha gustado, pero no me ha hecho vibrar. Quizá porque parece que me van más gamberros y huidizos, con un ingenio más vivaz y un carácter algo más endiablado. A pesar de ello, me ha gustado conocer un protagonista no tan metido en el estereotipo y, sin duda, más acorde a lo que la trama lo requería. Porque, tras conocerlos a ambos, está claro que es el hombre perfecto para Novalie.

Novalie. Una jovencita que ha crecido a marchas forzadas y que trae dentro de sí uno de los dolores más grandes del universo: la pérdida de su madre. Y una consecuencia aún más dolorosa, la ausencia mental de un padre que no sabe superarlo. A sus 18 años aún no es capaz de encontrar su lugar pero pone todo su empeño en salir a flote. Admiro su fortaleza y tesón, su valentía, sus ganas de seguir adelante y luchar por los suyos.

Realmente no son tan opuestos. O si lo son, se complementan cuando están juntos, porque están destinados a estarlo. Esa es la sensación que tenía mientras iba leyendo y descubriéndolos, tanto de forma individual como en pareja. Una historia que iba cociéndose a fuego lento, naciendo poco a poco, hasta que en el primer escollo se rompe en mil pedazos.

Ese escollo tiene nombre y es la falta de confianza, una desconfianza que aún no sé clasificar ni encontrar la necesidad de haber tenido que recurrir a ella, al menos no de ese modo. Me ha descolocado un poco que llegará así, de repente, y barriera todo de un plumazo. Y la posterior actuación de ambos, sobre todo la de Nick.

Pese a todo, el final ha sido tan bonito que me ha compensado los momentos de incertidumbre y ha rebajado mis momentos de confusión. De hecho, creo que incluso de esa ausencia de confianza se puede sacar algo positivo como la generación de una nueva confianza con más peso y valor. Más inquebrantable.

Ello no quita que nos encontremos frente a, lo que os comentaba, una historia muy muy tierna, apacible como la isla en la que se encuentran, y llena de momentos dulces y también divertidos. Sin faltar el toque de amargura que necesitamos en toda novela para sufrir un poquito y valorar más la felicidad de nuestros queridos protagonistas.


Valoración: un 7 y sigo haciendo acopio de los libros de María Martínez con los ojos cerrados.


Zuriñe
Septiembre 2016

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