domingo, 8 de noviembre de 2015

El rincón del escritor: Carla Crespo nos presenta Un amor entre las dunas

Ficha del libro
Sally ha encontrado serenidad y bienestar en la India, trabajando en una ONG. Nada la hace más feliz que sentirse útil y rodearse de niños. Ha dejado atrás su pasado como maestra en Boston… y también su sueño de ser madre. Con el corazón roto, la hermosa y decidida Sally ha salido adelante, y poco a poco vuelve a disfrutar de la vida. Tiene suerte de tener a su lado a alguien tan maravilloso como el doctor Ethan, un médico australiano de sonrisa arrebatadora.


Pero algo en su corazón le dice que aún no está preparada para una nueva relación. Y la razón tiene nombre propio: Thomas. Thomas y sus penetrantes ojos azules. Thomas, que tardó tanto en declararse, cuando estaba claro que estaban hechos el uno para el otro. Thomas, el hombre que la enloquecía con sus caricias y promesas, el que le hizo vivir instantes de dicha perfecta y luego la sumió en el abismo de la desesperación. Porque desapareció justo cuando más lo necesitaba, cuando acababa de quedarse embarazada y su sueño de tener una familia se alzaba, por fin, nítido ante ella. Tuvo que comenzar una nueva vida en el otro lado del mundo para intentar olvidarlo. Pero lo que Sally no sabe es que los kilómetros no son un obstáculo para el verdadero amor…



Los personajes nos hablan de la novela: 


¡Hola, amigas! Soy Thomas Grant, algunas ya me conoceréis por ser el hermano de William (En un solo 
instante), pero para las que no sepáis nada de mí todavía, os diré que soy el mayor de los dos, tengo un prestigioso bufete de abogados en Londres, soy viudo y padre de una jovencita preadolescente: mi querida Mary Ann.
Mi mujer murió al dar a luz a nuestra hija y, desde entonces, pese a que soy un defensor a ultranza del amor, no he vuelto a estar enamorado. Bueno, eso no es del todo cierto…
Hace un año tuve que sacar a mi hermano de un embrollo tremendo con la ayuda de la que hoy es su mujer, Charlotte, y su mejor amiga, Sally. Creo que el flechazo fue instantáneo, pero ya hace un año de eso y todavía no me he atrevido a dar el paso.
Este fin de semana vamos a coincidir en la casita de Cape Cod de mi hermano y es posible que entre las dunas de la playa me atreva decirle lo que siento…

***

¡Hola,amigas! Soy Sally Hope, la mejor amiga de Charlotte (En un solo instante). Soy menuda, tengo el pelo oscuro y los ojos azules. Toda mi vida he trabajado como maestra porque me encantan los niños y lo
que más deseo es poder formar una familia. Durante muchos años lo fui en un colegio de Boston y, ahora, lo hago como voluntaria en una fundación en la India.
La culpa de todo la tiene un hombre. Un hombre de ojos azules que me hizo creer que todo sería perfecto para luego apartarse de mi lado cuando más lo necesitaba. Sí, un hombre por el que me había pasado un año suspirando. Un hombre que es ¡el cuñado de mi mejor amiga!
He huído a la otra parte del mundo para alejarme de él y volver a ser la que era. Para borrar lo que pasó aquella noche entre las dunas… Solo quiero olvidarlo y ¿sabéis qué? puede que gracias al doctor Ethan, lo consiga


Una escena que abra el apetito:

Thomas la atrajo hacia él y la tomó entre sus brazos. Hundió la cabeza en su cuello y aspiró el aroma de su piel. Lo había extrañado tanto. Y Sally no rechazó su avance, pero se quedó quieta, muy quieta, como si al quedarse inmóvil fuera a evitar las caricias de su cuerpo.
El vello de la piel se le erizó al sentir como Thomas empezaba a recorrer el cuello con sus labios, de abajo a arriba, hasta llegar a la parte de detrás de la oreja. La besó despacio y, cuando sintió que ella empezaba a removerse entre sus brazos y que su respiración se volvía más agitada, se metió el lóbulo en la boca y lo lamió con avidez.
Sally exhaló un suspiro y él supo que avanzaba en la dirección correcta.
—¿Te provoca el médico esto?
Ella no respondió. Tan solo cerró los ojos y se dejó arrastrar por el mar de sensaciones que las manos y los labios de Thomas le provocaban. Sin dejar de lamer su oreja, metió ambas manos por debajo de la camisa de lino y le levantó el sostén, dejando al descubierto sus pechos.
—Dices que no vas a volver conmigo, pero no me estás poniendo muchos obstáculos, señorita Hope —murmuró al tiempo que le pellizcaba los pezones, primero con suavidad y, poco a poco, con fuerza, hasta que le robó un gemido de placer.
—Ah.
—Dime que él te da esto y me largaré —continuó Thomas, mientras seguía estimulándole los pechos sin parar.
—Ah —gimió Sally de nuevo, incapaz de articular una palabra.
—Si no vas a volver conmigo —le susurró al oído—, al menos lograré que no me olvides nunca. La cogió del mentón y la besó con furia.
—Nunca, ¿me has entendido?
Ella respondió quedándose quieta de nuevo, tratando de no responder a los movimientos de su lengua, que buscaba la suya, y las caricias de sus labios. Thomas ignoró su pasividad y siguió besándola, incansable. Llevaba meses recordando el beso que se habían dado al romper. Si este iba a ser el último de verdad, no iba a desaprovecharlo. Enfadado al ver que ella no respondía al beso, le pellizcó con más fuerza uno de los pechos y, como si de pronto hubiera presionado el botón de encendido, Sally se unió a él.
Sus lenguas se movían al mismo ritmo, insaciables, querían más.
Mucho más. Thomas detuvo sus movimientos con las manos y se separó de ella un segundo para quitarle la camisa. Sally entreabrió los ojos y cogió aire. Thomas la abrazó de nuevo y, antes de que su lengua invadiera de nuevo su boca, ella le dijo:
—Esto no cambia nada.
—Eso ya lo veremos —replicó con rabia.

Desde LecturAdictiva damos las gracias a Carla Crespo por la presentación.

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