domingo, 19 de octubre de 2014

El rincón del escritor: Dama Beltrán nos presenta Crónica de un deseo

Ficha del libro
Obsesionado por vengar la muerte de su madre y convencido de que su asesino aún está impune y actuando en las calles, Javier regresa a su ciudad natal con la intención de atraparlo de una vez por todas.

A través de su bufete de abogados y utilizando una empresa de seguridad como tapadera, crea una organización secreta con hombres de élite, que son sus ojos y oídos en los suburbios.

Cuando al fin la investigación comienza a dar sus frutos, el cerco se cierra alrededor de un grupo de personas con poder e influencia que parecen ser responsables del tráfico de drogas, violaciones y asesinatos que asolan la ciudad.

Pero todo se complica cuando ni él, ni sus hombres, pueden evitar que la investigación llegue al plano personal. Dejándose llevar por peligrosos deseos e incontrolables pasiones, ponen en peligro toda la operación e incluso a ellos mismos…




Los personajes nos hablan de la novela:

Javier: No estoy acostumbrado a describirme, tened en cuenta que de eso se encarga la autora. Pero bueno… haré un esfuerzo. Tras la muerte de mi madre me formé con los medios que tuve a mi alcance para formar mi propia empresa la que usaría como tapadera de mi objetivo, descubrir quién había sido el causante de ello. Durante este largo período he vivido tan solo por ello, sin embargo, una mujer hizo que mi mundo se alterara. Quise protegerla apartándola de mí, aunque creo que ese fue mi error…

Abel: A veces mis compañeros me llaman Machoman, algo que no comprendo porque desde que conocía Blanca no me he masturbado pensando en otra mujer. Es verdad que ha habido un antes y un después de mi vida sexual desde que la vi, pero eso era normal, un corazón roto hace barbaridades…

Jacob: Me ha sido muy difícil dar el paso que necesitaba para encontrar el amor, pero una vez que lo di, no me arrepiento de nada y estoy seguro que el tiempo nos dará la razón afirmando que Alex y yo estamos hechos el uno para el otro.

César: ¿Cómo actúa un hombre cuando el amor de su vida fallece en tus manos? Imaginaros el caos por el que he tenido que pasar, sin embargo no sabía que el destino me tenía guardado una sorpresa bajo la manga.

Blanca: Siempre me he dejado llevar por las órdenes de los demás y ya era hora de alzar mi voz. Tal vez fue ese matrimonio de conveniencia y desesperante que tenía con Eduardo o quizás fue ver a Abel a mi lado y sentir entre mis piernas una calidez que jamás tuve con mi esposo…

Carmen: ¡Os prometo que he pensado mil millones de veces que es gay! Creo que es la única respuesta porque de lo contrario…¿quién podría resistirse a mis encantos? Llevo escotes exagerados, faldas de cinturón ancho y le informo que estoy caliente y con ganas de hombre y sus respuestas siempre son iguales, el silencio. Me doy por vencida, si Javier no me desea, tendré que olvidarlo aunque me cueste la vida en ello.

Sara: Solo deciros que una mala decisión puede arruinaros la vida… Pero encontré mi ángel salvador. 

Eduardo: ¿Nadie ha comprendido que soy quién manda? Soy el puto amo de la ciudad y lo que ordene es ley.


Alex: Necesitaba liberarme y a su lado lo he hecho al fin. Lo quiero y por mucho que les cueste aceptarlo a los demás, ¡me la suda!


Una escena que abra el apetito:


Jacob abrió la puerta del hotel y buscó el mostrador de recepción. A priori no había nadie, así que caminó hacia allí con la intención de pulsar alguna campanilla que llamara la atención del empleado. Lo había visto en un montón de películas y parecía que sería divertido. Sin embargo, cuando apoyó la palma sobre la fría mesa de madera, un muchacho se alzó de recoger algo del  suelo y le sonrió con amabilidad.

—Buenos días, ¿qué se le ofrece? —preguntó  un joven.

—Buenos días, vengo a visitar a un amigo que se hospeda en este maravilloso hotel. —Esbozó una pícara sonrisa y parpadeó sus negras y largas pestañas.

—¿Un encuentro? —El muchacho arqueó las cejas y lo miró intrigado.

—Un amigo.

—¿Nombre? —Comenzó a mirar las hojas del libro de registro.

—No tengo nombre. Pero se hospeda en la habitación trescientos ocho —dijo con un tono encantador.
—¿Trescientos ocho? —preguntó el muchacho con nerviosismo. 

—Sí, eso he dicho. ¿Algún problema? —Le enseñó su perfecta dentadura.

Ante la desesperación que el recepcionista puso en su rostro, Jacob supo que le habían dado órdenes de mantener la boca callada. Así que cogió la mano temblorosa del muchacho y sin apartar sus ojos de los de él, le dijo:

—No busco problemas ni pretendo fastidiar a tu cliente, porque es mi compañero quien se hospeda en esa habitación. Te lo prometo. 

—Me dijo que era una misión secreta y que era policía —explicó nervioso. Por unos instantes le asaltó la duda e imaginó que le había mentido aquel individuo.

—Tal como te ha dicho, somos agentes y estamos en una misión ultrasecreta —enfatizó—. Ahora, si me permites, necesito la llave para acceder a la habitación. —Seguía sujetando su mano.

—Aquí la tiene —respondió al fin el empleado tras conseguir mantener una respiración.

—Buen chico, gracias. —Le soltó y caminó hacia el ascensor.

Jacob tenía una gran sonrisa. No recordaba lo bien que se sentía cuando manipulaba a la gente, tal vez utilizaría la misma estrategia con Álex. A ver si de una vez por todas daba un paso más en la relación y comentaba a todo el mundo sin temor que eran pareja. Presionó el botón del elevador y se encontró con el rostro enfurecido de Álex. Quizás algo le había sucedido en aquellos cinco minutos.

—¿Qué pasa? —preguntó preocupado.

En ese instante las puertas del ascensor se cerraron y Jacob fue tomado con violencia por Álex, dejándole presionado contra uno de los lados. Las manos de su compañero eran ganzúas sobre sus muñecas y su rostro estaba a dos milímetros del suyo.

—¿Qué ocurre? —insistió.

—Si vuelvo a verte coquetear con alguien, te corto los huevos, ¿entendido? —gruñó Álex en el oído.

Pero ante la cara de asombro que expresó Jacob ante aquella conducta posesiva, la boca de Álex atrapó la suya y le ofreció un beso posesivo. La respuesta del muchacho fue rápida, su sexo se elevó hacia el cielo con euforia. Los pensamientos negativos de Jacob se disiparon con aquella muestra de amor. Lo quería tanto como él lo amaba, aunque tenía que darle tiempo. Sin embargo, aquella muestra de dominación duró poco. Antes de que las puertas se abriesen dejando libre a los amantes, Álex se separó con rapidez.

—Ve delante, yo tengo que tranquilizar esto. —Señaló su sexo. 

Jacob salió sonriente y feliz de aquel pequeño lugar, metió la llave en la cerradura y se quedó perplejo ante lo que encontró. Una mujer rubia tenía entre sus manos una pistola, le apuntaba. Levantó sus manos y con voz muy suave comenzó a decirle:

—Tranquila, no quiero haceros daño. Soy compañero de Abel. Me llamo Jacob.

Desde LecturAdictiva damos las gracias a Dama Beltrán por la presentación.

2 comentarios:

  1. gracias, me ha parecido muy interesante, he leido hace poco un relato corto de esta autora y me ha gustado muchisimo su forma de escribir, desde luego este lo leere.

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  2. Muchísimas gracias por presentarnos este libro.

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