domingo, 5 de junio de 2016

El rincón del escritor: Patricia Marín nos presenta Baila para mí

Evangeline Holmes es una prestigiosa bailarina de ballet que anhela convertirse en una gran estrella como su abuela. Su mayor sueño es vivir de la danza, por eso cuando llega el momento de promocionar, se da cuenta de que le falta algo: pasión. La disciplina y una rígida educación familiar, pues Eva pertenece a la alta sociedad de Crownfield, impiden que evolucione en su carrera. Desesperada por encontrar eso que le falta, en su vida se cruza Tom, un joven que no tiene nada que ver con su entorno y que es completamente opuesto a todo lo que ella. Tom es un hombre intenso y arrojado que mostrará a Eva lo que es la pasión, le enseñará lo que significa dejarse llevar, ayudándola a encontrarse a sí, misma y a sacar todos los sentimientos que lleva guardados muy dentro. Los protagonistas se sumergen en una tórrida relación que los hará plantearse cuáles son sus metas en la vida y juntos buscarán el amor y la sensualidad disfrutando al máximo de la experiencia. 







Los personajes nos hablan de la novela:

Hola, ¿qué tal? Soy Tom. ¿Tú eres? Trabajo como jardinero en casa de una amiga y por la noche, soy vigilante de seguridad en el club Victoria. Soy como Batman ;) Me encantan mis dos trabajos, en el club hay mujeres fantásticas con las que pasar un buen rato y además puedo liberar estrés dando patadas en el culo a los tipos que van de listos. Relaja bastante… Me crucé con una chica en una fiesta de esas dónde la gente va con un palo metido por el culo. Ella también iba muy tiesa, pero no me pude fijar demasiado, tenía los pechos más bonitos que he visto nunca. Y he visto bastantes. Y tenía los ojos grandes y verdes, me miró como un conejito deslumbrados por los faros de un coche. Y su boca era muy pequeña, los labios grandes, como un corazón. Era morena, creo. Cuando la cogí de la mano, se puso a temblar, me lanzó un suspiró y, joder, no me la he podido quitar de la cabeza todavía… ¿No sabrás cómo se llama? Estoy deseando conocerla más… a fondo.

***

 Mi nombre es Evangeline Holmes y soy bailarina de ballet. Trabajo en la Compañía de Danza de Crownfield, soy miembro del cuerpo de baile y… Creo que hay llegado el momento de avanzar en mi carrera. He tenido muchas dudas al respecto, pero tiene que ser ahora, si lo pienso demasiado es posible que deje pasar esta oportunidad. En realidad no me importaría seguir dónde estoy, adoro la danza, pero necesito independizarme de mi familia. Ah, Tom. Ese irritante escocés. Tiene un acento irritante, un aspecto irritante, una barba que parece suave, una sonrisa preciosa y unos ojos como el chocolate que cada vez que me mira consigue que me sofoque. Lleva otra vez esa camiseta de tirantes que le deja el pecho medio desnudo… Me da demasiada vergüenza mirarle, mejor miro para otro lado… Todavía recuerdo cuando lo conocí en la fiesta que organizaban mis padres, iba disfrazado de laird con una falda escocesa. Olía tan bien y parecía tan cálido…

Una escena para abrir el apetito:

—Hola, bonita.
Dio un traspié cuando bajó de la acera y por poco se torció un tobillo. Al levantar la mirada, se encontró con la de Tom, el jardinero de la señora Lansbury, y sus pensamientos sobre la coreografía se desvanecieron.
—Hola —contestó cuando el silencio se hizo demasiado prolongado.
Tom fumaba otra vez. Soltó el humo por la nariz y le sonrió.
—¿De dónde vienes?
—De ensayar.
—¿Y a dónde vas?
—A seguir ensayando.
—¿Vas a ensayar ahora otra vez? —preguntó levantando una ceja, castaña, como el resto de su pelo.
—Sí.
—Muy bien. No pierdas el tiempo, ve.
Tom cogió la pala y volvió al trabajo. Eva se sintió molesta por su desplante y acto seguido, irritada. Todo el mundo actuaba hoy de forma rara. Caminó hasta la casa Florence distraída y en el último momento, se dio la vuelta para ver qué estaba haciendo Tom que era más importante que detenerse a mantener una conversación educada con ella.
Había dejado de cavar y la estaba observando. Alzó la mano para saludarla, descarado, y Eva enrojeció hasta la raíz del pelo. Entró en la casa con el corazón desbocado y la sangre golpeándole en las sienes, bajó corriendo al salón de baile, se descolgó la bolsa, se quitó el abrigo y se acercó al reproductor de música.
Cuando encendió el aparato no fue consciente de hacerlo. Estaba descentrada y sus pensamientos volvían una y otra vez al jardín de la vecina. Tenía que dejar de pensar en Tom, en esa mancha de sudor que tenía la camiseta blanca, en esa ceja tan vehemente que le había puesto el vello de punta, en sus ojos del color del chocolate. En su voz grave y masculina. En sus manos grandes y fuertes.
Se puso las zapatillas y comenzó a estirar. Le temblaban tanto las rodillas que era incapaz de mantener el equilibrio. Le costó varios minutos desembarazarse de la ardiente sensación que siempre le dejaba aquel chico. 



Desde LecturAdictiva damos las gracias a Patricia Marín por la presentación.

1 comentario:

  1. Estuve en la presentación que hizo la autora de este libro en Valencia hace unos días y me lo llevé dedicado. Tengo unas ganas enormes de empezar a leerlo. Me gusta mucho cómo Patricia escribe y describe la erótica...no es fácil hacerlo bien y ella sí lo hace..

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