Berta viaja a Nápoles con sus dos mejores amigas para practicar italiano. Esa es la excusa. El verdadero motivo es pasear en esas calles llenas de adoquines hasta no sentir los pies, comer pizza hasta que le duela el estómago y bañarse en el Mediterráneo hasta que se le arruguen las yemas de los dedos.
Romeo Leone es un italiano de piel canela, ojos verdes amenazadores y mal carácter. Robar, extorsionar y traficar, todo parece correcto para alcanzar su meta de convertirse en el maldito rey de los suburbios.
Él es lo opuesto a lo que ella busca. Ella no es su tipo. Pero el destino o el azar hará que se crucen sus caminos y nada volverá a ser lo mismo.
Acción. Intriga. Camorra. Romance. Pasión. Prepara tu corazón para soportar los Latidos de una bala y atrévete a vivir la historia de Romeo y Berta.
Ficha del libro

Los personajes nos hablan de la novela:
Romeo es como la mejor de las canciones italianas, con su melodía profunda, intensa, distinta y desgarradora. El lírico que te encoge el alma, la banda sonora que se te mete debajo de la piel. Lo conocí durante mis vacaciones a Nápoles y lo detesté desde el primer segundo en el que nuestras miradas se encontraron. El aura de misterio que conseguía que el resto de las mortales deseasen que posase sus ojos verdes en ellas conseguía que yo levantase unas enormes y altas murallas para que no pudiese aproximarse.
Nunca me han atraído los chicos malos. Los mafiosos. Los de mal carácter. Los que se creen que están por encima del bien y del mal. Eso creía que era Romeo. Algo simple. Clasificable. Típico. Y, después, le conocí. Fue en este punto cuando descubrí que no se podía categorizar porque era un ejemplar único. La persona capaz de desestabilizarme con una sonrisa ladeada. El hombre que regalaba frases que cambiaban mi perspectiva del mundo. El italiano que me enseñó que cuando las pulsaciones del corazón están a su máxima revolución, con los Latidos de una bala, el paraíso deja de ser algo efímero y descubres que está en la tierra, entre sus brazos concretamente.
***
Romeo
Berta es una española que el azar o el destino colocó en mi camino un día en un paso de peatones durante sus vacaciones en Nápoles. Su filosofía era completamente distinta a la mía. Mientras que mi única meta era convertirme en el maldito rey de los suburbios de la camorra, ella simplemente pensaba en vivir al máximo cada segundo en el que sus pulmones estuviesen inundados de aire.
No era mi tipo. No debería haberme gustado. Mucho menos interesado. Pero un acontecimiento inesperado me hizo verla con otros ojos y en ese preciso instante comenzó mi perdición. La miré por primera vez y lo que descubrí me estremeció. Ella era la rencarnación de mi propia manzana prohibida. La primera que no caía rendida a mis pies y provocaba que mis rodillas cediesen cada vez que estaba delante. La chica con la que prefería discutir a acostarme con otra. La que me hizo desear experimentar solo un tipo de golpes en mi vida: los de los latidos de mi corazón contra la piel a esa velocidad que solo alcanzaba cuando la española estaba cerca.
Una escena para abrir el apetito:
—Definitivamente no quiero contarte mi mierda… —Pone
un dedo sobre los labios de Berta antes de que esta le reprochase algo—. Pero
sí puedo explicarte lo que me ha pasado sin entrar en detalles. —Las palabras
se le atragantan en la garganta—. Estar vacío es fácil. No preocuparte por
nadie y sentir indiferencia ante todo. Así ha sido mi vida siempre. Nunca me la
he replanteado. Es cómoda. Pero hoy, ante algo que ya sabía de antemano que
pasaría, he reaccionado de un modo diferente.
—¿Cómo?
—Me he avergonzado de lo que represento. Me he
avergonzado de mí.
—¿Y por eso me has llamado? Porque si necesitas que
te enumere todas las cosas por las que mereces la pena…
—No. Lo he hecho porque quería saber si entre tantas
cosas podridas tenía algo que mereciese la pena, y he pensado en ti. Eres la
única cosa buena que me rodea. —Toma una gran bocanada de aire. Le cuesta sudor
y lágrimas romper la coraza aunque solo sea un instante—. Y estás muy
confundida si crees que toda esta palabrería barata que negaré haber
pronunciado es para acostarme contigo. —Romeo aparta la mirada y observa el mar
perdiéndose en su infinito—. Siempre soy sincero. No te lo digo como una
estrategia para que, como tú dices, te abras de piernas en los próximos quince
segundos. Tarde o temprano lo conseguiría con mis dotes de seducción —bromea y
pone esa sonrisa ladeada que tanto le gusta a Berta—. Lo hago porque cuando
estoy dentro de ti, siento unos instantes de paz en medio de la guerra continua
de mi vida.
Desde LecturAdictiva damos las gracias a Alexandra Roma por la presentación.
Wowww que intenso! Otra para la lista. Gracias y bsss
ResponderEliminarWowww que intenso! Otra para la lista. Gracias y bsss
ResponderEliminarNo conocía a la autora, pero me ha gustado la descripción que ha realizado de sus personajes y me ha llamado la atención que en vez de presentarlos por ella misma lo haya hecho a través de los ojos del otro.
ResponderEliminarMe ha gustado la presentación y posiblemente lo lea.
Este me lo apunto. Tiene buena pinta.
ResponderEliminarHola!
ResponderEliminarTengo muchas ganas de leerme esta novela,ya que he leído otras tres de esta autora y me encantaron. Gracias por la entrada.
Un beso :)
Desde que descubrí a esta autora con Capturé tu mirada en una fotografía he tenido ganas de continuar leyendo más de ella. Creo que esta novela es una reedición (en algún sitio lo he leído)
ResponderEliminarOtra para añadir a mi lista
Solo escucho cosas buenas del libro. Lo tengo anotado para leer. Gracias por la presentación. Besos
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